La soledad no es un buen plato para comerlo caliente. Seguro habrá alguien que ya lo sepa preparar con elegancia. Yo apenas me resigno.
El problema es que frío se enfría cada vez más, y uno se olvida. Se olvida del sentimiento, y los disparos del alma quedan en un ruido que se apago rápidamente. Y rápidamente se vuelve a creer.
¿Es la perdición del optimista? ¿O la solución en la perseverancia? Vuelvo a la vida que me ha dado tanto y sigo inconforme.
¿Es la perdición del ambicioso? ¿O la salvación de la mediocridad?
Sino fuera optimista seria un ambicioso, así, sigo inconforme.
Porque hay cosas que son mas mías que “mías”
¿Debo conseguirlos? ¿O aceptar lo que puedo tener hoy?
Estas cosas solo vuelven cuando debería aparecer la confirmación de la creencia y nunca llega.
¿En que se debe pensar cuando las semillas quedan como tales? ¿Y cuando parece todo mal hecho o incompleto?
La soledad me es eso. No estoy conmigo el tiempo suficiente, no estoy con mi entorno tampoco, estoy en algún lugar entre la mediocridad y el miedo?
¿O simplemente estoy en el mismo lugar que todos?
¿Y si estamos todos en una capsula de negativa imaginación?
Capsula, que de ser, lograría la no imagen de todos, la unión de los mismos y el sentimiento profundo de soledad colectiva.
Me parece una gran paradoja que todos juntos logremos colectivizar y compartir nuestra soledad de tal forma que estamos tan cerca y tan lejos por la intimidad de las no caras y la distancia abismal de nuestros adentros.
Tal vez este regalando cobardía. Tal vez ellos son así, fríos, desanimados y quietos. Quietos en sus mentes.
Eso me pondría en situaciones de compleja superioridad y por lo tanto de más soledad. Pero yo encontré otro camino a este lugar, no me trajo aquí la actitud de los demás, no.
Seria injusto. Yo vine solo, escuchando
, viendo y sintiendo el rechazo de los rechazados.