domingo, 21 de junio de 2009

Capsulas mundo


La soledad no es un buen plato para comerlo caliente. Seguro habrá alguien que ya lo sepa preparar con elegancia. Yo apenas me resigno.

El problema es que frío se enfría cada vez más, y uno se olvida. Se olvida del sentimiento, y los disparos del alma quedan en un ruido que se apago rápidamente. Y rápidamente se vuelve a creer.

¿Es la perdición del optimista? ¿O la solución en la perseverancia? Vuelvo a la vida que me ha dado tanto y sigo inconforme.

¿Es la perdición del ambicioso? ¿O la salvación de la mediocridad?

Sino fuera optimista seria un ambicioso, así, sigo inconforme.

Porque hay cosas que son mas mías que “mías”

¿Debo conseguirlos? ¿O aceptar lo que puedo tener hoy?

Estas cosas solo vuelven cuando debería aparecer la confirmación de la creencia y nunca llega.

¿En que se debe pensar cuando las semillas quedan como tales? ¿Y cuando parece todo mal hecho o incompleto?

La soledad me es eso. No estoy conmigo el tiempo suficiente, no estoy con mi entorno tampoco, estoy en algún lugar entre la mediocridad y el miedo?

¿O simplemente estoy en el mismo lugar que todos?

¿Y si estamos todos en una capsula de negativa imaginación?

Capsula, que de ser, lograría la no imagen de todos, la unión de los mismos y el sentimiento profundo de soledad colectiva.

Me parece una gran paradoja que todos juntos logremos colectivizar y compartir nuestra soledad de tal forma que estamos tan cerca y tan lejos por la intimidad de las no caras y la distancia abismal de nuestros adentros.

Tal vez este regalando cobardía. Tal vez ellos son así, fríos, desanimados y quietos. Quietos en sus mentes.

Eso me pondría en situaciones de compleja superioridad y por lo tanto de más soledad. Pero yo encontré otro camino a este lugar, no me trajo aquí la actitud de los demás, no.

Seria injusto. Yo vine solo, escuchando

, viendo y sintiendo el rechazo de los rechazados.

Las viejas de la juventud


El intención esta en el barrio, por supuesto, si lo vi de la mano de la acción el otro día. Y me dijeron que andaban bárbaro juntos.

Sabes que pasa Rosa, me parece, bah! Me parece no! Seeguro!!! La engaña con una piba de acá a la vuelta, Incertidumbre se llama, se mudo hace poco al barrio y no deja títere con cabeza.

-no, no la conozco -dice Rosa muy tranquila-

- Sabes quien es? Te acordas de Cambios, es señor ese tan buen mozo y atractivo que te marque el otro ida y vos me dijiste que no te parecía buen tipo, que te daba mala espina; bueno, es la hija de ese. Parece que es viudo, la pibita esta es media rara, pero con los muchachitos de la manzana no tiene problema, vo´ mentende no!?

Igual, te digo, esa familia es toda así…este hombre, Cambios, tiene un hermano, Miedo se llama, y vos podes creer lo que vi?

Resulta que “don miedito” (que es casado) estaba hablando muy bicharachero con su sobrinita y le acariciaba el pelo y los brazos….

Anda a saber en que andarán …

-Bueno, dice Rosa, debes estar exagerando. Tal vez solo sean muy amigos, después de todo no tienen mucha diferencia de edad por lo que decís, deben tener mucho en común.

-Si bueno, no se, ya veremos que pasa, me da lastima la esposa, es jovencita también, un poco mas grande que la Incertidumbre debe ser, se llama Excusa, por ahí la tenes de algún lado…

-Una petisita rubia de pelo largo?

-Si..la conoces? Creo que viven a dos casas de donde estas vos…

-Si..ni me lo digas, es una loca, con la historia de que no esta en todo el día en su casa, de noche pone música fuerte y hasta muy tarde por la noche no se calma.

Encima vaya a saber uno que anda haciendo…

-Ah! Te haces la tranquila pero tenes todo el chisme también!

Rosa esboza una risita cínica.

-noo, yo no soy de mironear a la gente, pero mi vecina, doña Estanqueidad, esa si que le gusta la vida de los demás…no puede ver a los jóvenes tranquilos..

Por algo será…

psiquisquis


Érase una vez en la mente. Cuando todavía el mecanismo en función podía ser digno de una mente.

Sucumbir a la oferta de placer efímero de una y otra noche en pocos minutos de un mismo día.

Cuatro voces en mi cabeza, nacidas de una sola, que siempre estuvo sola, y decidió accionar la división de sus puntos de vista.

Solo en un baño y acompañado por otros cuatro de mi mismo.

Cuatro tipos confundidos pero muy seguros.

Mas seguros de lo que eran por si solos que uno mismo de lo propio amalgamado en la rutina.

El primero, el mas frontal, racional y certero en sus comentarios, alerta a situaciones riesgosas y precaviéndome de lo que pasaría. Conciente de que no podía equivocarse. Pronósticos infalibles de quien no esta contaminado por instintos y placeres. Solo piensa, recuerda y asegura diagnósticos para el futuro.

En ese maravilloso mundo la conocía mejor que nadie, la tenia en mis brazos.

Y solo después de una mirada entre complicidad y deseo.

El que arruino la velada, el mas libre, ese que nunca sale por temor a ser Mirado. En su libertad, no es tan libre, pero hace y deshace sin ser captado por los otros tres. Este me lleva, con poder, adonde quiero ir. Hacia adentro y hacia fuera con un vagón cargado de mi mismo para despachar entre mis dientes y florecer en la primavera del desenfreno social de un grupo de almas que viven lo mismo, en el mismo instante y lo comparten todo sin ofrecerlo no recibirlo.

Otra parte viene de la profundidad, y no avisa, hace. Y si los demás están de acuerdo, mueven al cuerpo obsoleto como un títere.

Aquí, en esta esfera, no hay inteligencias, hay solo confusión y desentendimiento.

Hubo otros dos en la torta de ese día. Son los soñadores, y los observadores. Les gusta recordar la mirada de los otros pero nos dejan ignorarla. Hablan por nosotros como si fueran los demás. Y por sobre todo, se esconden rápidamente cuando acabo el discernimiento del accionar urgente y la necesidad.