viernes, 1 de octubre de 2010

Cambios

A los ocho años la estructura que sostiene las cadenas de las hamacas es altisima. Tan alta que
el efecto esta totalmente multiplicado respecto a lo que puede sentir un adulto disfturando el
mismo juego.
Un chico estaba en las hamacas, en unas que el conocia muy bien, porque eran de un lugar que estaba
lejos muy lejos, como a una hora de viaje de su casa, pero al que iba casi todos los fines de semana.
Cuando llegaba, era como reencontrar un tesoro que habia sabido dejar y ahora el premio era recuperarlo
tal y como lo habia visto por ultima vez.
Una buena mañana, las hamacas no estaban quietas, no estaban solas, estaban muy bien acompañadas por una
señorita de unos 7 años de edad de la que a la distancia a la que se encontraba el chico, solo se distinguia
una cabellera larga, morocha muy brillante y dos ojos enormes y verdes mas verdes que el pasto sobre el
que estaba parado.

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